A 105 kilómetros de la Perla del Norte, ubicado en la región sur-occidental del departamento, en medio de verdes montañas, temperaturas que por poco llegan a cero grados y nacimientos de agua que brotan de forma mágica, se encuentra un atractivo y colonial pueblo en donde el legado indígena, junto con las huellas imborrables de la realeza española que un día dominó estas tierras, se camuflan en medio de un paisaje pintoresco, una arquitectura histórica y el calor humano de sus habitantes que se resisten a que sus raíces desaparezcan. 

Se trata de Cácota, un municipio nortesantandereano con más de 400 años de historia que ha decidido hacer de su memoria y sus relatos un espacio de encuentro con todos aquellos que llegan hasta allí y se dejan cautivar no solo por la imponencia de su entorno natural, sino por la magia y la fantasía que lo envuelve.

Cuatro espantos que a casi todos los habitantes de este pequeño pueblo han atemorizado, al igual que un imponente peñón con forma de ojo, considerado sagrado por la importancia del legado indígena que algún día habitó esta tierra, se han convertido en la excusa para atrapar la atención del turista.

Y es que, aunque pasen los años y la modernidad aceche, en Cácota el riesgo de que la memoria de sus historias se desvanezca no es una opción.

Día a día su identidad cultural sigue estando presente en cada testimonio de sus habitantes; de los que han presenciado la figura espeluznante y casi humana de unas ánimas que caminan entre las calles frías de este paraje auténtico, mientras arrastran las cadenas que cargan el peso de sus almas. De aquellos que han oído las lamentaciones profundas y los pasos adentro de sus viviendas de la vieja mechosa. O de quienes se pierden entre los árboles custodiados por los tenebrosos ojos del cojito de los leños y se funden en el encanto que se encuentra oculto entre las cristalinas aguas de la laguna del Cacique.

Narraciones que hoy no solo hacen parte del patrimonio cultural inmaterial de los cacoteños, sino que se han vuelto la fuente de su sustento y la forma de mantener vivo un legado