Libro de recetas ancestrales
Libro de recetas ancestrales
Jesús Escalante, portador del libro de medicina
Diez años tenía Jesús Ramón Escalante Colón cuando aprendió sobre los saberes ancestrales, heredados por su madre. Un invaluable legado familiar que ha perdurado por generaciones y que conjuga las sabidurías de los bisabuelos y tatarabuelos de dos patrias hermanas.
El mal de ojo, dolor de muela, la culebrilla, las picaduras, las defensas del cuerpo, los golpes, llagas, gusanos, todos estos son materia de tratamiento, incluso, tienen la capacidad de ayudar con las malas ventas y los problemas en las familias por medio de oraciones nombrando uno que otro santo de la Iglesia Católica para combatir las malas energías. Existen también oraciones para la sábila y combatir a los demonios.
"No es brujería, es una magia blanca la cual nosotros aplicamos a personas que lo necesitan", dice con toda seguridad Jesús Ramón, un hombre alto de piel blanca que contrasta con su bigote negro, y con una elegancia intachable que lo caracteriza, puesto que perteneció al Ejército. Para él es importante y enfatiza que nada de estos saberes se monetizan ya que al ser cobradas no tendrá “ningún efecto de la oración”, pues – asegura- esto es en pro de ayudar a la gente y no de un negocio.
Este exmilitar, siempre de pañuelo en pecho, perfume amaderado y criado en el popular barrio San Luis, es conocedor de miles de remedios llámese caseros o ancestrales. Tiene en su poder un libro antiguo, casi su biblia, con un color amarillento y algunas hojas rasgadas que desprenden un aroma particular entre una mezcla terrosa y dulce de vainilla.
Para él un maravilloso tesoro que ha perdurado celosamente en la familia por 100 años. Cada página guarda diferentes remedios herbales con plantas sagradas para las diferentes enfermedades.
Según la familia, este libro, de 300 páginas, guarda la sabiduría, la experiencia y la dedicación que han tenido todos sus antepasados quienes dedicaron su vida a sanar con estos saberes.
Testimonios de Escalante
“Una vez un compañero en el Ejército estuvo con un fuerte dolor en la nuca causado por la picadura de un insecto llamado pito o Chagas, que por más inyecciones y Baycuten que utilizaba peor se veía la llaga, hasta que un día le dije: ‘si quiere le rezo la parte afectada’ y así fue durante días. Le recé hasta que se le secó y se mejoró gracias a las oraciones para las picaduras”, recuerda Jesús Ramón.
En otra ocasión – recuerda- que estaba en un velorio y eran aproximadamente las dos de la mañana cuando un tío estaba con un dolor de muela muy fuerte, popularmente conocido como una ‘muela coca’.
“Le recé la muela y después se le partió en cuatro pedazos, la saque y se mejoró. El problema es que estaba muy hueca y podrida internamente, pero se pudo curar”, relató.
Libro de saberes ancestrales de 100 años
No es brujería, es magia blanca utilizada para ayudar
Expertos en medicina natural aún vigentes
En la página 169 se encuentra la clasificación de las plantas medicinales
Encontramos plantas antinerviosas, calmantes, plantas depurativas y diuréticas
Pero como Jesús Ramón y sus ‘milagros’ herbales y rezos, los saberes ancestrales también tienen un espacio para los sobanderos, quienes han jugado un papel muy importante en el tiempo.
Las historias de los abuelos dan cuenta de que anteriormente en el campo por la falta de recursos y sin un médico cercano las personas se defendían tradicionalmente con sus prácticas adquiridas ya sean empíricamente o donadas por una familia.
Rosalba Sandoval es una ‘ducha’ de conocimiento en esta área. Una mujer criada en el campo rodeada de parteras y sobanderos se llenó de experiencias y a lo largo del tiempo aprendió el conocimiento de estas prácticas tradicionales, no solo en la sobandería, sino también en la medicina tradicional que, aunque no las practica conoce cada detalle y secreto de estas técnicas.
Técnicas meramente manuales y combinadas con el uso de aceites, agua caliente y hierbas para aliviar dolores, acomodar bebés o tratar dislocaciones. Según ella, su conocimiento proviene de su crianza, donde su madre daba a luz con la ayuda de parteras, una práctica con raíces bíblicas.
Sin embargo, aunque reconoce la eficacia de la sobandería, también menciona que actualmente las personas prefieren acudir a métodos médicos modernos como las radiografías. Está convencida de que la sobandería y la medicina natural siguen siendo relevantes y beneficiosas, y espera que su popularidad aumente debido a sus beneficios y menor incidencia de efectos secundarios en comparación con la medicina convencional.
Flor reina, sobandera
Flor Reina, una colega partera, ha aprendido la sobandería de su madre, utiliza sus milagrosas manos marcadas por los años de práctica y dedicación, capaces de encontrar los nudos y tensiones en el cuerpo. Con sus dedos hábiles, firmes y la piel de sus manos áspera y desgastada con callos en sus palmas, transmite calidez con movimientos cuidadosos y expertos capaces de aliviar cualquier dolor. Sus manos se deslizan acompañadas de cremas especialmente el encoré y su aceite ungido que es aceite de oliva, pero orado y bendecido para tratar diversas dolencias, incluyendo torceduras, caídas y dolores asociados con tendones y huesos fuera de lugar.
Ella ha visto buenos resultados en sus pacientes, quienes agradecen el alivio de sus dolores como en el caso de Yolima, quien se cayó de una moto y sufrió un hinchón en la canilla. Flor la trató con crema y masaje, logrando desvanecer el lobanillo (bulto superficial que se forma en la cabeza y en otras partes del cuerpo) rápidamente.
Flor enfatiza la importancia de estar bien alimentado y contar con la ayuda de Dios para realizar estas terapias efectivamente. A pesar de los avances en la medicina moderna, ella considera que la sobandería sigue siendo relevante hoy en día. Sin embargo, no todos los profesionales de la salud comparten la misma perspectiva sobre la efectividad y la idoneidad de los métodos utilizados por los sobanderos.
El romero es carminativo, digestivo y antiespasmódico.
La alcachofa ofrece beneficios saludables.
Legado de la medicina tradicional aun vivo.
Las diferentes semillas ayudan a la digestión
Actualmente, el uso de hierbas y plantas medicinales ha cobrado cada vez más relevancia en la sociedad. Esto se debe a la creciente preocupación por encontrar alternativas naturales y menos invasivas para tratar diferentes enfermedades y dolencias.
Es por ello que personas expertas en el tema, como Julio Gómez, conocido como ‘el tairon y sus plantas’, ha dedicado su vida al estudio y conocimiento de más de 90 plantas medicinales, las cuales sabe perfectamente cuales son las contradicciones y beneficios de estas para la salud.
Es el mismo caso de Jennifer Blanco, una yerbatera que lleva trabajando aproximadamente 6 años en estas prácticas adquiriendo sus conocimientos por parte de su familia que mantienen vivo estos saberes tradicionales, asegurando que las plantas dan un mayor beneficio que cualquier fármaco que recete un doctor.
Estas yerbas no solo sirven para tratar enfermedades específicas, sino que también contribuyen a la prevención de enfermedades, al fortalecimiento del sistema inmunológico, para la limpieza interna, desinflamar, dolores e irritaciones en el estómago y a la mejora general del bienestar físico y mental, la relajación del cuerpo y poder conciliar el sueño.
La selección de plantas para uso medicinal se realiza de manera cuidadosa y precisa, ya que hay que tener el suficiente conocimiento de los beneficios de cada una de ellas. Dependiendo de la enfermedad, dolencia o cualquier otra causa como las malas energías, tratamientos para el cabello y demás cosas a tratar, se seleccionan las plantas adecuadas para obtener los mejores resultados y promover una recuperación efectiva y segura
Las agujas sanadoras
Jesús Darío Parada, se ha dedicado a la medicina tradicional, pero desde la acupuntura. Este hombre de 53 años con unas manos grandes y toscas ha experimentado a lo largo de 15 años resultados sorprendentes en sus pacientes al enfocarse en la conexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Su interés por la cultura oriental y la medicina tradicional se remonta a una experiencia personal en la que un familiar se recuperó gracias a la acupuntura. Desde entonces, se ha convertido en un experto en esta práctica, centrando su enfoque en la energía y en la conexión integral entre cuerpo, mente y espíritu.
A lo largo de su carrera, ha tratado con éxito casos relacionados con problemas de columna, nervio ciático, lumbalgia, depresión y ansiedad. Se mantiene actualizado con nuevas técnicas y enfoques dentro de la medicina tradicional, participando en seminarios y grupos de compañeros. Combina quiropraxia (está indicada para procesos como afecciones de la columna vertebral) y digitopuntura para obtener resultados efectivos y a veces inmediatos, como el caso de una paciente con lesión en la espalda que se recuperó completamente después de una serie de tratamientos.
También ofrece consejos para aquellos que buscan tratarse con acupuntura, destacando la importancia de tener fe en el terapeuta y en la práctica, buscar a un terapeuta experimentado y ser paciente con el proceso de sanación. Aunque reconoce que la medicina convencional no aprueba estos enfoques, asegura que han demostrado ser efectivos en muchos casos y es importante no descartarlos sin investigar más a fondo.
Carmen Cecilia Rojas, es una partera de 70 años, quien ha dedicado gran parte de su vida a ayudar a las personas durante el proceso de parto y en el tratamiento de diversas dolencias. Adquirió su conocimiento a través de las parteras que la atendieron y estuvo practicando activamente hasta hace 10 años. En su labor, ha atendido cinco partos y ha brindado apoyo a las madres con baños y bebidas de yerbabuena, una planta medicinal comúnmente utilizada en la medicina tradicional.
Una de las experiencias más memorables de Carmen fue el parto de su nuera, quien tenía dificultades debido a su falta de esfuerzo respiratorio, lo que impedía la salida del bebé. A pesar de estas dificultades, logró asistir con éxito en el parto. Después de cortar el cordón umbilical, se utilizaba hilo para amarrarlo y se recomendaba a las madres que usaran alcohol y se mantuvieran fajadas mientras sanaban.
Carmen también es madre de siete hijos, todos ellos atendidos por una partera, excepto el último, que nació en un hospital debido a su edad avanzada.
Además de sus habilidades como partera, se especializa en sobar niños descuajados y tratar tronchaduras, prácticas que los médicos a menudo no reconocen, pero que ella considera efectivas. Carmen también utilizaba su experiencia para predecir el momento del parto, calculando con precisión cuando faltan 10 o 15 días según la posición del bebé.
Carmen también comparte remedios tradicionales para problemas como la menstruación excesiva. Recomienda el uso de un coco, del cual se extraen las grenchas que son las fibras o filamentos dentro del coco para cocinar y dar de beber a la mujer afectada. Después de tres días, se cocina es trancadera con un pedacito de panela, lo cual ayuda a disminuir el dolor y el sangrado.
Alcira Garzón, hija de una partera, atendida por esta misma en sus cinco embarazos comparte como era el tratado del parto en ese momento, comenta que para acelerar las contracciones se hacía un masaje con aceite y sal para acotejar a la criatura que venía en camino. Luego de esto las movían hacia una estera con sábanas y las arrodillaban esperando la llegada del bebé, cuando el niño nacía, sobaban nuevamente a la mujer para que terminara de botar toda la placenta y sangre acumulada.
Para cortar el cordón umbilical tomaban una medida de dos dedos de la barriga y otros dos dedos más, en medio de estos hacían el corte y amarraban con hilo, la madre se fajaba para cuidar que no se saliera la matriz luego del parto.
El proceso de recuperación se seguía sobando por tres días a la madre y se les daba agua de salva con cardo santo para expulsar los residuos de sangre dañada en la matriz al momento de orinar.
Pueden ser "coayudantes"
La fisioterapeuta Paola Ragua, quien trabaja en la parte de atención domiciliaria de la IPS Comfaoriente, comparte su opinión sobre la práctica de la sobandería en comparación con la fisioterapia.
La profesional señala que, si bien los sobanderos logran el objetivo de disminuir la discapacidad o el dolor de los pacientes, sus técnicas no se basan en evidencia científica comprobada. Ella explica que, a diferencia de los sobanderos, los fisioterapeutas se basan en estudios, métodos científicos y técnicas manuales fundamentadas en la ciencia, y no en lo "místico" o "natural" como lo hacen los sobanderos.
Además, Paola ha tenido experiencias con pacientes que han acudido previamente a sobanderos, y ha observado que en algunos casos llegan con la condición empeorada, mientras que en otros casos han logrado disminuir el dolor. Ella considera que los sobanderos pueden ser "coayudantes" en el tratamiento de lesiones agudas, pero no los considera personas idóneas para realizar un trabajo que involucre la salud de las personas.
Los sobanderos por lo general utilizan la técnica del calor y frío que la mayoría de personas saben que puede ser efectivo para aliviar el dolor de una manera rápida sin necesidad de acudir al médico o a un sobandero.
También destaca que, aunque los sobanderos pueden ser útiles en algunos casos, no son profesionales capacitados para realizar tratamientos médicos complejos. Ella considera que los sobanderos deben ser supervisados por profesionales de la salud capacitados para garantizar la seguridad y la eficacia de los tratamientos.
La otra cara de la medicina
Mercedes Villa Rivera, especialista en medicina general, médica cirujano y especialista en medicina estética en la EPS Sanitas, aborda diversos aspectos sobre la diferencia entre la medicina general y la medicina tradicional, sus beneficios y la relación entre ambas prácticas. Mercedes define la medicina general como una rama basada en conocimientos científicos cuyo principal objetivo es la prevención de enfermedades y la promoción de un estado óptimo de salud. Esta rama incluye programas de vacunación y prevención que permiten tratar y prevenir enfermedades comunes.
Destaca las ventajas de la medicina general, resaltando que el conocimiento bioquímico y fisiológico del cuerpo humano permite hacer diagnósticos oportunos y adecuados para cada paciente. Esta capacidad de diagnóstico es uno de los principales beneficios que la medicina tiene sobre la medicina tradicional.
En su práctica diaria, la medicina tradicional no juega ningún papel significativo. La especialista ha observado que muchos pacientes recurren primero a curanderos o rezanderos, y solo buscan atención médica convencional cuando no ven resultados, a menudo con patologías ya avanzadas. Esto puede complicar el tratamiento y la recuperación del paciente.
En cuanto a la formación académica y el conocimiento científico, enfatiza la importancia de tener una base académica sólida y un conocimiento científico para entender el funcionamiento del cuerpo humano y las enfermedades. Ella cree que, sin esta formación, no es posible comprender adecuadamente de dónde provienen los problemas de salud ni cómo tratarlos de manera efectiva.
“Es necesario integrar aspectos de la medicina tradicional en la medicina general debido a la falta de bases científicas de la primera. Los tratamientos y remedios deben estar respaldados por evidencia científica para garantizar la seguridad y la efectividad en el tratamiento de los pacientes”, asegura la profesional.
¿Quedarán estas prácticas en el olvido?
La medicina moderna y la tecnología actualmente han abarcado en su totalidad los conocimientos en cuanto al cuerpo humano y todo lo relacionado con la salud, al punto de casi olvidar la existencia de los saberes ancestrales que vienen siendo transmitidos de generación en generación, ofreciendo soluciones naturales y efectivas para la mayoría de los problemas de salud.
Dicen quienes los practican que estos conocimientos tradicionales han sido transmitidos a través de la oralidad, conservando valiosas enseñanzas sobre la relación entre el ser humano y su entorno.
En un contexto de globalización y pérdida de tradiciones, resulta crucial preservar estos saberes ancestrales. Su valor reside no solo en su eficacia para tratar enfermedades, sino también en su capacidad para mantener viva la identidad de los pueblos. La integración de la medicina ancestral con la medicina convencional abre un camino hacia un sistema de salud más completo y humano.