Tradiciones vivas: Un viaje a las festividades de Norte de Santander
Tradiciones vivas: Un viaje a las festividades de Norte de Santander
Norte de Santander es un departamento activo y dinámico gracias a su condición de frontera, caracterizándose no solo por lo que en su momento significó para los habitantes de esta región el intercambio comercial con Venezuela, sino también por su gastronomía y fuerte arraigo cultural.
Los 40 municipios que lo integran además de ser ricos en diversidad, han procurado que su identidad sea única y especial. Y lo han hecho a través de las celebraciones, que más que simples fiestas y momentos de alegría, son patrimonios culturales que sus pobladores intentan mantener vigentes, pero especialmente vivos en la memoria de todas las generaciones.
Durante el año, en la región se celebran por lo menos 25 fiestas religiosas y culturales a nivel departamental y 80 aproximadamente en cada municipio. Estas pueden convocar a unos 224.000 visitantes que disfrutan de carnavales, desfiles, reinados, folclor, cultura, religión, así como encuentros deportivos, gastronómicos y artesanales.
En ellas se expone lo que representa la tradición, arraigo y costumbres de Norte de Santander, a la vez que se convierten en un impulso a la economía de los municipios.
Cada celebración deja una huella y hoy haremos un recorrido por parte de esa cultura que caracteriza especialmente a Pamplona y su tradicional Semana Santa; el histórico San Nicolás de la ‘Casa bonita’ de Norte de Santander, que es Chinácota, y la acogedora tierra de Bochalema.
El municipio de Pamplona, conocido como la "ciudad mitrada", cada año se llena de una atmósfera especial. Las calles se visten de solemnidad y color, mientras se preparan para la celebración más esperada: la Semana Santa. Esta festividad, organizada por la Arquidiócesis de Nueva Pamplona y apoyada por la Alcaldía y entidades como el Ministerio de Cultura, es un evento que trasciende lo espiritual, convirtiéndose en un verdadero acontecimiento cultural de todo el municipio.
Durante esta época, Pamplona se transforma en un escenario de religión, fervor y tradición, siendo considerada una de las celebraciones más importantes del país junto con las de Popayán y Mompox. Miles de fieles de todo Colombia se reúnen para presenciar las procesiones que recorren el municipio y la ciudad entera parece detenerse mientras las imágenes sagradas recorren las calles, acompañadas por el sonido profundo de tambores, flautas y coros que entonan cantos sacros. Algunos de los más devotos y creyentes se transforman en nazarenos y con túnicas y capirotes distintivos de color morado, que representa la penitencia y la preparación espiritual, caminan con velas encendidas, creando un mar de luces en la penumbra de la noche.
El Jueves y el Viernes Santo son los días más destacados, atrayendo entre 20.000 y 25.000 turistas, según cifras de la Alcaldía. Muchos vienen específicamente para participar en las tradicionales procesiones del Señor del Humilladero y del Santo Sepulcro. Eventos que se han convertido en el epicentro de la Semana Santa pamplonesa.
La solemne procesión en homenaje al Señor del Humilladero, conocido como el patrono de Pamplona, comienza a las 2:00 de la tarde con un recorrido desde el templo parroquial que lleva el mismo nombre, subiendo hasta la carrera 5, por la esquina del almacén Soberano; llega hasta el Palacio Arzobispal y baja hasta encontrarse con la carrera 6 en la esquina de la Alcaldía, para después hacer su retorno al templo parroquial.
El Viernes Santo comienza con el homenaje al Santo Sepulcro. La celebración del desenclavamiento del Señor y la procesión de los niños también tienen gran protagonismo en esta solemne fiesta. Este día inicia a las 10:30 de la mañana con una caminata que parte desde el templo Nuestra Señora de las Nieves, recorriendo la calle 5 hasta retornar al templo parroquial.
A las 7:00 de la noche, el sermón de las ‘Siete Palabras de Jesús en la cruz’ congrega a pamploneses y turistas en la catedral Santa Clara durante varias horas. Después la procesión concluye en el Santuario del Señor del Humilladero, donde el Santo Sepulcro permanece en veneración de los fieles hasta la medianoche.
La conmemoración se enriquece con el Festival Internacional de Música Sacra, un evento que ha sido un pilar de la Semana Santa en Pamplona durante los últimos 22 años. Este festival, que contó en 2024 con la participación del prestigioso Coro Nacional de Colombia, eleva la espiritualidad y la cultura del municipio. Durante este tiempo, la ciudad mitrada se transforma en un paraíso sinfónico, donde las melodías sacras llenan el aire y resuenan en los corazones de cada creyente.
El festival no solo es un deleite para los oídos, sino también un símbolo de unidad y devoción, actuando como un puente entre lo real y lo divino, gracias a sus majestuosas melodías, haciendo que los asistentes sientan una conexión profunda con lo trascendental.
Estas festividades son más que simples eventos. Son una manifestación de la identidad de Pamplona y determinan un hito importante para la economía local. Durante este tiempo, la ciudad experimenta un notable auge en su actividad comercial y hotelera. La capacidad de los hoteles alcanza el 100%, con aproximadamente 2.500 camas ocupadas. Los comercios locales registran ventas que superan en pocos días lo que normalmente venden en un mes y medio. Este fenómeno es testimonio del impacto económico y social de la celebración y la importancia que tiene para la comunidad.
Pero el fervor de Pamplona no se limita a la Semana Santa. Cada 4 de julio, la ciudad celebra su independencia con desfiles, fuegos artificiales y eventos que reflejan el orgullo local. En enero, la novena al Niño Huerfanito es una oportunidad para que los pamploneses demuestren su devoción, mientras que agosto y septiembre están dedicados a la Virgen de las Nieves y al Señor del Humilladero, respectivamente. Estas festividades, únicas de Pamplona, son una muestra de la rica tradición religiosa que define a la ciudad.
Catedral de Santa Clara
"Tenemos personas provenientes de muchas ciudades del país", comenta Margarita Camacho, secretaria de Cultura del municipio, resaltando la importancia de generar programas y proyectos que dejen contenta a toda la población y se evidencie la diversidad cultural.
Camacho enfatiza en la necesidad de crear espacios seguros donde se visibilice su participación y se comparta con otros. “Queremos siempre generar programas, planes y proyectos que dejen satisfechos, en términos de festividades, a toda la población que existe en la ciudad”, añade, destacando la responsabilidad que tienen de mostrar lo que es propio del municipio a un público variado, proveniente de muchas regiones de Colombia.
Además, subraya que "Pamplona se ha convertido en una ciudad no solamente cultural, sino multicultural, también debido a la presencia de tantos estudiantes de diferentes partes del país", lo que obliga a la administración a pensar en una programación diversa y atractiva para todos los asistentes.
Esta ciudad ha demostrado ser un referente cultural y espiritual, donde cada festividad se convierte en una oportunidad para celebrar la identidad y el patrimonio local, al tiempo que se proyecta a nivel nacional.
Chinácota celebra a San Nicolás, una fiesta de tradición y devoción
Iglesia San Juan Bautista
Chinácota es un municipio de Norte de Santander situado a 40 kilómetros al sur de Cúcuta en una zona montañosa de la cordillera oriental, conocido por su clima templado y la calidad de su gente. Por años se ha convertido en un destino atractivo para quienes buscan un ambiente tranquilo, natural y acogedor.
Los chitareros se caracterizan por su hospitalidad y acogida, lo que hace que quienes pasen por allí se sientan como en casa. No en vano es que a Chinácota se le conoce como la 'Casa bonita’.
Las costumbres de este municipio reflejan la herencia cultural de sus ancestros, con tradiciones arraigadas en la música, la danza y la gastronomía típica de la región. Herencia que se mantiene viva, gracias a que sus habitantes han procurado transmitirla de generación en generación, convirtiendo este bello paraje nortesantandereano en un destino imperdible para aquellos que desean conocer parte de la esencia de Colombia.
La Feria Internacional de San Nicolás es uno de los eventos festivos más importantes del oriente colombiano que se celebra cada año a mediados de agosto u octubre, en algunos casos, y por lo general en un puente festivo, con el fin de extenderla un día más. Es una celebración que combina tradiciones religiosas, encuentros deportivos, actividades culturales, eventos recreativos y mucho más, con el fin de atraer no solo a residentes sino también a visitantes nacionales e internacionales.
Tiene sus orígenes en las festividades en honor a San Nicolás de Tolentino, el santo patrono de Chinácota, conocido por su generosidad y bondad. Su celebración es un homenaje a estas virtudes mediante una serie de actividades que promueven la unidad, la solidaridad y la alegría de los chitareros. La relevancia que tiene esta feria para el municipio es mayor. Así lo reconoce Omar Chávez, historiador de esta población, quien asegura con total convencimiento que la Feria internacional de San Nicolás ha sido “la madre del crecimiento turístico, arquitectónico y urbanístico de Chinácota”.
Registro fotográfico de la Feria Internacional de San Nicolás.
Casa de la cultura Manuel Briceño Jauregui.
Iglesia San Juan Bautista.
La Alcaldía y la junta de ferias son los encargados de su organización. Desde gestionar la presencia de artistas, la organización de los desfiles de carrozas y el desfile de Pericles Carnaval y la Señorita alegría -personajes alegóricos que representan la alegría o esencia de las ferias-, los encuentros deportivos, presentaciones musicales, feria agrícola y demás elementos necesarios, hacen parte de su labor.
En un inicio la Feria de San Nicolás era financiada con el presupuesto del municipio, pero luego fue prohibido el uso de recursos para el financiamiento de festividades, por lo que el municipio tuvo que recurrir a la propiedad privada para poder financiar el desarrollo de esta feria significativa para el municipio.
El año pasado (2023) se realizó la LVII Feria internacional de San Nicolás, pero el recorrido de esta ha sido más antiguo. La violencia, sin duda alguna, ha afectado a diferentes sectores en el país y el mundo, y en este caso tampoco es la excepción, pues La guerra de los mil días y algunos conflictos en Colombia hicieron que las ferias se interrumpieran algunos años. También la pandemia por el covid-19 frenó por tres años esta celebración.
Los aportes de este reconocido evento no son solamente de entretenimiento o preservación de las tradiciones, sino que también son un factor de crecimiento económico, como quiera que detrás del turista y la movida de una celebración como esta, llega la reactivación de los diferentes sectores y se generan importantes ganancias.
Los chitareros reflejan un gran sentido de pertenencia con sus ferias y quienes visitan el municipio en esa fecha son testigos de ello. Así como Arnulfo Pérez, habitante de Chinácota, quien menciona que a pesar de los cambios que han tenido que hacerle, esta mantiene su incidencia en el municipio.
“Me encanta participar en la medida de lo posible de los diferentes eventos de las ferias, sobre todo los relacionados con el desarrollo cultural y folclórico”, admite.
Un factor llamativo de esta celebración es que se lleva a cabo en las calles, logrando así que todas las personas se integren, se diviertan y logren disfrutar de su propia herencia.
“Podríamos decir que Chinácota y sus ferias son una sola cosa, son indisolubles”, Omar Chávez
Bienvenidos a Bochalema, una tierra que destaca por su riqueza natural
En el corazón del departamento de Norte de Santander se encuentra el municipio de Bochalema, un destino que cautiva por su belleza natural, pero también por la riqueza de sus tradiciones.
Es conocido por sus festividades llenas de color y mucha alegría, que reflejan la profunda identidad cultural de la región. Entre las celebraciones que más se destacan en este pueblo se encuentran las fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua, o también llamada la Fiesta del Silletero, que suele tener lugar en junio. Durante esta temporada las calles se llenan de música, bailes y procesiones religiosas que muestran la devoción y el fervor de la comunidad.
Otra de las importantes y divertidas celebraciones que hacen sentir orgullosos a los bochalemeros es la de Los Hormiguillos, una feria cultural que consiste en un juego familiar para todas las edades. A los más pequeños se les llama hormiguillos y usan trajes temáticos de la fiesta. Los más grandes se conocen como Osa Mayor, permitiendo y motivando así la participación de todos y mostrando que la tradición es un asunto de familia.
Durante las celebraciones, es posible apreciar el arte en su mayor expresión. Se exhiben obras en ferias de artesanías, donde se pueden adquirir tejidos, cerámicas y objetos hechos a mano que son testimonio de la habilidad y creatividad de los artesanos. Además, las ferias y fiestas incluyen una serie de actividades culturales y recreativas para todas las edades. Concursos de baile, desfiles de comparsas son solo algunas de las opciones que enriquecen el programa festivo.
En el municipio hay algo más que destaca y es un árbol llamado El Samán, que está en el centro del parque principal. Al ser el árbol más antiguo de la región tiene una historia que ha cautivado generaciones. Cuenta la leyenda que, si una persona le da cierta cantidad de vueltas al árbol, esta se enamora y se casa, por lo que el peregrinaje en este punto del municipio es evidente.
Y así, como las de Bochalema, las ferias, fiestas y tradiciones que emergen de la cultura nortesantandereana son mucho más que eventos anuales; son una ventana al alma de sus encantadores pueblos que evocan orígenes y raíces.
Desde la devoción religiosa hasta la celebración cultural, pasando por la gastronomía y la hospitalidad, cada aspecto de estas festividades ofrece una experiencia única y enriquecedora que deja una impresión duradera entre quienes tienen la suerte de disfrutarlas.