Boccia: deporte inclusivo en crecimiento
Boccia: deporte inclusivo en crecimiento
“¿Y qué será ahora de mi vida si lo único que sé hacer es gimnasia?” fue la pregunta que se formuló el brillante y joven gimnasta Jesús Romero aquel fatídico 12 de marzo de 2002, tras un accidente que lo dejó tetrapléjico, mientras entrenaba en el Centro de Alto Rendimiento con la selección Colombia. Pero, la vida le tenía la respuesta y un camino por recorrer que lo volvería a llevar a la gloria del deporte, esta vez, desde una silla de ruedas.
Jesús Romero, deportista paralímpico, es un cucuteño de piel casi pálida y ojos marrones que transmiten tranquilidad. Sus manos, debido a su condición, han adoptado una forma similar a una garra que bien lo definen por la tenacidad cómo se ha enfrentado a la vida y se ha convertido en un referente para deportistas con diversidad funcional, siendo un ejemplo a nivel regional, nacional y mundial.
El pasado mes de agosto representó a Colombia en los Juegos Paralímpicos de París 2024 en boccia, un deporte donde jugadores con discapacidades físicas severas lanzan bolas para acercarlas lo más posible a una bola blanca conocida como "jack", usando manos, pies o ayudas técnicas. Aunque no logró clasificarse entre los 10 mejores, quedando en el puesto 19, esta experiencia le dejó grandes enseñanzas, como mirar el mundo desde otra óptica y representar un deporte que empieza a ganar todo el reconocimiento.
Gesto que suele realizar Jesús Romero, cuando esta apuntando con su canaleta.
Foto por Jair Valecillos.
Faceta como gimnasta nortesantandereano de Jesús Romero antes del accidente. Foto suministrada por Jesús Romero
Su vida deportiva inició a los seis años. Siendo un niño, observó una presentación de gimnasia en el coliseo del Instituto Nacional de Enseñanza Media Diversificada (INEM), la cual representaría sus deseos y ambiciones en la vida “lo primero que me marcó para poder llegar a la gimnasia fue ver a unos niños, de la misma edad mía, hacer tantas piruetas, tantas figuras y ahí me enamoré de la gimnasia", recuerda.
Al llegar a casa convenció a su familia y a tan sólo unas horas se encontraba haciendo pruebas de flexibilidad, fuerza y habilidad, las cuales pasó sin mayor esfuerzo, pues el talento era evidente. Su primer entrenamiento formal fue esa misma tarde, con ayuda de su tutor, el profesor Jairo Ruiz, quien posteriormente se convertiría en un pilar muy importante en su carrera y en la de muchos otros deportistas de Norte de Santander, como Ángel Barajas, reciente campeón olímpico de gimnasia, medalla de plata.
Durante 13 años, dedicó cada segundo a la gimnasia, abandonó sus estudios por unos años. Su mente y cuerpo se esforzaban al máximo día y noche para lograr el objetivo que se había impuesto: los juegos Olímpicos de Atenas 2004. “Entrenaba toda la tarde, estudiaba normal como cualquier niño en colegio convencional, pero las jornadas eran bastante largas. Llegaba a mi casa a las casi 8:00 de la noche para poder hacer tareas y compartir con mi familia”, dice.
Jesús Romero llegó a ser el mejor gimnasta del departamento, incluso de Colombia con triunfos tan destacados como: campeón y subcampeón suramericano infantil en Perú y Chile, segundo en los Panamericanos de Houston en 1998 y medalla de plata y tres de bronce en los Bolivarianos de Ecuador en el 2001. Pero, aquel accidente le arrebató sus años de sacrificio en tan sólo unos segundos, por una lesión que le imposibilitaría volver a competir. Al compenetrase, día y noche, con la gimnasia se retiró de sus estudios (décimo grado) para dedicarse de lleno a la gimnasia, lo que le deparaba un futuro incierto.
Caer y levantarse
Después del accidente, Jesús no recibió el apoyo de quien más lo esperaba: el Gobierno. Fueron momentos de reflexión, incertidumbre, temores y frustración. Aun así, Jesús le apostó a una recuperación psicológica, física y de integración social para volver a empezar.
Así que decidió regresar al estudio, terminó su bachillerato y siguió con su carrera profesional como abogado. “No recibí todo el apoyo que pensé que recibiría por haber tenido los títulos deportivos que tenía. No tengo al día de hoy ninguna pensión, ninguna recompensa o algo así económica por haber representado al país en esa ocasión. Sino que ahí en adelante nos dedicamos con la familia y con los amigos cercanos a continuar con la vida".
Pero, Jesús parecía destinado para el deporte desde el principio. Años después, un nuevo desafío, el boccia, un deporte exclusivamente para personas con diversidad funcional, le hizo dudar si de verdad era momento de rendirse.
Las raíces del boccia se remontan a la Grecia Clásica. El deporte llegó a Colombia en el 2000, durante un congreso de deportes de parálisis cerebral en Bogotá. En 2012, gracias a la presidenta de la Federación Colombiana de Deportes para Personas con Discapacidad Física (Fedesir) en ese momento, Olga Sanz, y la secretaria Sandra Rodríguez, Jesús pudo descubrir el deporte que avivaría de nuevo su pasión por las competencias.
Solo bastaron 26 días de entrenamiento para poder quedar campeón nacional junto con su hermano, Reynel Romero, quien se convirtió en su entrenador. Se presentó al campeonato con una canaleta que le hizo su padre a prueba y error viendo videos en YouTube.
“Este deporte tiene una gran diferencia. En la gimnasia lo hacía solo y lo disfrutaba únicamente con el entrenador. En cambio, en bochas lo he disfrutado con mi familia. Mi mamá era la presidenta del club Jesús Romero Montoya, que es el club de Norte de Santander. Mi hermano era mi auxiliar de rampa, y hoy en día, por un ascenso dentro de la federación, pasó a ser el entrenador de la selección Colombia en la categoría BC3. Mi papá es quien me ha hecho algunas de las canaletas con las que he jugado hasta el día de hoy. Después del fallecimiento de mi mamá, mi hermana asumió el rol de presidenta del club. Mi hijo también ha jugado en algunas ocasiones conmigo como auxiliar en campeonatos nacionales”, señala.
Dentro del deporte, existen diversas categorías; BC1, BC2, BC3 y BC4. Siendo a nivel nacional, el número uno en su categoría, BC3. La cual los jugadores, por su falta de movilidad, usan rampas y un asistente para lanzar las bochas.
Amor de hermanos
Desde hace más de 20 años, la condición de Jesús ha moldeado no solo su vida, sino también la de su hermano mayor Reynel, quien asumió la responsabilidad de ser un modelo a seguir, tanto a nivel personal como profesional.
“En la familia Romero, la palabra ‘no puedo’ no existe”, afirma con firmeza Reynel, quien, junto a su familia, ha construido un camino en el deporte del boccia que combina esfuerzo, unidad y pasión.
Todo comenzó en abril de 2012, cuando la presidenta de Fedesir llegó a Cúcuta para promover el boccia. A pesar de la incredulidad inicial, Jesús fue convencido de competir en la categoría BC3. Reynel aceptó ser su auxiliar de rampa, aun sin un sueldo, impulsado también, por el sueño de asistir a unos juegos nacionales, algo que no pudo lograr como jugador de baloncesto.
En diciembre de 2012, en los Juegos Paranacionales en Cúcuta, la dupla de los hermanos Romero ganó la medalla de oro para Norte de Santander. “Fue una experiencia muy bonita, muy trágica, muy dura. Nos estrellamos contra atletas de primer nivel, pero logramos ganar”, recuerda Reynel.
Desde entonces, su trayectoria ha sido ascendente: medallas nacionales, bronce en los Juegos Suramericanos en Chile en 2014, y múltiples preseas en eventos internacionales como los Juegos Panamericanos en Lima y la Copa América en Argentina.
Con horarios de entrenamiento de 4 a 8 de la noche y un programa diseñado por el entrenador nacional Camilo Ortega, la familia sigue trabajando hacia nuevos objetivos: ganar la Copa América en 2025, clasificar al Mundial en Corea del Sur, y aspirar a medallas en Los Ángeles 2028.
“Los deportistas con discapacidad han demostrado que son lo mejor que tiene Colombia. Son los que más logros han tenido y tienen la mejor mentalidad”, reflexiona Reynel.
Jesús y Reynel Romero en el campeonato Selectivo Nacional BC3-BC4 y Parejas, disputado en Cali en 2024. Foto suministrada por Jesús Romero
La historia de un medallista paralímpico
Recientes medallitas paralímpicos de París 2024. Ganaron oro en parejas categoría BC4, plata individual masculino y bronce individual femenino, son los hermanos Chica. Foto: Instagram Edilson chica.
Como Jesús Romero otras tantas historias de superación y resiliencia cobijan este deporte adaptado que en los Paralímpicos de París llevó a la gloria a Colombia con la participación de los hermanos Chica, quienes subieron al podio por la medalla de oro.
A los 16 años, la vida de Edilson Chica, tomó un giro inesperado. La aparición de una enfermedad genética, distrofia muscular, cambió su rutina, y su perspectiva de vida. Lo mismo ocurrió con su hermana, con la que comparte la misma condición. Sin embargo, en vez de detenerse, ambos decidieron enfrentar este desafío con valentía.
Como Jesús Romero otras tantas historias de superación y resiliencia cobijan este deporte adaptado que en los Paralímpicos de París llevó a la gloria a Colombia con la participación de los hermanos Chica, quienes subieron al podio por la medalla de oro.
A los 16 años, la vida de Edilson Chica, tomó un giro inesperado. La aparición de una enfermedad genética, distrofia muscular, cambió su rutina, y su perspectiva de vida. Lo mismo ocurrió con su hermana, con la que comparte la misma condición. Sin embargo, en vez de detenerse, ambos decidieron enfrentar este desafío con valentía.
Luego de una cita con su fisioterapeuta, en 2016, este le recomendó practicar boccia. A partir de ese momento, se dedicaron a perfeccionar su técnica, con un objetivo claro: ganar una medalla paralímpica. Con una mentalidad enfocada y estratégica, no dejaron nada al azar. Estudiaron a cada uno de sus rivales mediante videos, analizando sus fortalezas y debilidades.
"Es un orgullo ponerse la camiseta de Colombia, y más fuera del país", afirma Edilson con emoción.
El apoyo incondicional de su familia y amigos fue clave en su éxito. Ganar el oro en boccia no solo coronó años de sacrificio, sino que abrió puertas para dar a conocer este deporte en el país. Su triunfo los posiciona como un referente nacional, inspirando a otros a perseguir sus sueños.
Pero su historia no termina. Ahora, con la mirada puesta en los próximos juegos, su meta no es solo alcanzar más títulos, sino también allanar el camino para las futuras generaciones de atletas de boccia en Colombia. Quiere ser un faro que guíe a los nuevos talentos, demostrando que, con esfuerzo, estrategia y el apoyo adecuado, no hay límites para lo que se puede lograr.
Atleta de categoría BC4
Atleta de la categoría BC4 de boccia en Norte de Santander, es el número cuatro en su categoría a nivel nacional. Foto Jair Valecillos.
Gerardo Raynaud Prado es un atleta destacado en el deporte de boccia en la ciudad, específicamente en la categoría BC4, una de las divisiones para deportistas con discapacidad.
Para Raynaud, el entrenamiento es intenso. Cada tarde, durante varias horas, se dedica a realizar simulaciones de juego y a perfeccionar técnicas, trabajando tanto la precisión como la estrategia, que considera esenciales en este deporte. "La boccia es estrategia, precisión y cálculo", dice, y señala que cada aspecto del juego es crucial para obtener buenos resultados.
En cuanto a su crecimiento, Raynaud destaca que ha tenido que superar diferentes frustraciones y aprender a manejar la presión emocional, dejando atrás los errores y enfocándose en cada lanzamiento como una nueva oportunidad. También menciona que la perseverancia es clave para mejorar, ya que la constancia en los entrenamientos, incluso en condiciones difíciles, es fundamental para alcanzar un rendimiento óptimo.
Al hablar sobre su preparación para las competiciones, Raynaud describe cómo su enfoque en la superación personal y la mentalidad de mejorar han sido determinantes. En boccia, cada jugada es un desafío estratégico, y, según él, la clave del éxito radica en ejecutar correctamente desde la salida hasta la última jugada. Para Raynaud, ser atleta de boccia va más allá de competir; es una oportunidad de desarrollo personal y una muestra de que el deporte adaptado es tan exigente y valioso como cualquier otra disciplina de alto rendimiento.
Los compromisos
David Márquez, director del Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (IMRD) de Cúcuta, destacó que uno de los deportes en los que han puesto especial énfasis es el boccia, una disciplina inclusiva que se practica en el Coliseo Eustorgio Colmenares. El funcionario destaca la figura de Jesús Romero, quien ha contado con el respaldo para su formación y participación en competencias.
Su aporte en los paralímpicos de París la describe con orgullo, al reconocer la perseverancia y trayectoria de Romero en el deporte adaptado.
Por su parte, María Olanda Castellanos, jefa de la oficina técnica del Instituto de Deportes de Norte de Santander (Indenorte) señala que siempre ha respaldado el boccia, brindando asistencia técnica, entrenadores, implementación deportiva y apoyo financiero. Sin embargo, admite que la infraestructura actual no es la ideal, ya que el lugar de entrenamiento puede afectar la calidad de los equipos.
Por ello, expresa la necesidad urgente de espacios adecuados, no solo para boccia, sino también para otras disciplinas que han ido en aumento con la incorporación de nuevas ligas deportivas en el departamento.
Jesús Romero y sus inicios en el deporte como gimnasta, donde fue campeón y subcampeón suramericano infantil en Perú y Chile, segundo Panamericanos en Houston en 1998 y medalla de plata y tres de bronce en los Bolivarianos en Ecuador 2001. Foto: Facebook Jesús Romero
Los hermanos Romero, en los juegos parapanamericanos de Toronto 2015, luciendo las preseas de plata que fueron obtenidas gracias a sus destrezas mostradas en campo, en la categoría BC3. Foto: Instagram Jesús Romero
World Challenger Santiago 2023, donde Jesús fue campeón individual y por parejas, demostrando una vez más que es el mejor en su categoría. Foto: Página de la Federación Colombiana de Boccia
Coliseo Menor Eustorgio Colmenares, campo donde se entrena Boccia en Norte de Santander, y el nombre que recibe el club es Jesús Romero. Foto: Jair Valecillos
Las bochas son 6 azules, 6 rojas y una blanca que recibe el nombre de "Jack". Gana el jugador que más puntos acumule en los cuatro sets. Foto: Jair Valecillos
En cada categoría está una persona (si es en una competencia el árbitro, si es en un entreno el entrenador o asistente) que indica quien lanza. Foto: Jair Valecillos
En la categoría BC3 siempre el atleta va a tener un asistente, quien es el que coloque la bocha donde el jugador le indique. Este nunca podrá ver el juego en competencia, debe estar de espalda. Foto: Jair Valecillos
Tranquilidad, concentración, inteligencia y precisión son las habilidades que Jesús prepara antes de un lanzamiento. Foto: Jair Valecillos
Tener el ojo bien puesto y un asistente de lujo es todo lo que necesita un campeón. Foto: Jair Valecillos
Deportistas de categorías BC1, BC2 y BC4 también se pueden encontrar en el coliseo de lunes a viernes de 4 a 8 de la noche. Foto: Jair Valecillos